La piel es un subproducto animal procedente de un recurso natural, de nuestra cadena alimentaria. No importan los avances tecnológicos, cada una de las pieles fabricadas es única y diferente a la anterior.
Con el proceso de curtición (45 a 50 operaciones distintas), la piel en bruto es transformada en un producto noble para el sector de la tapicería. Durante la vida del animal, sufre daños que dejan marcas en su piel y, al igual que la madera, los orígenes naturales de la piel se muestran en la superficie y son garantía de autenticidad.
La búsqueda de estas características es esencial para conocer una piel:
- Arrugas en cuellos
- Diferencias de textura, grano y matices
- Pequeñas cicatrices, venas, varros, etc
Procedencias del cuero en bruto desde Europa o Sudamérica influyen directamente en la calidad del producto final.